I. CONDICIONES PARA QUE EXISTA LA ÉTICA CIVIL. Afirmar la ética civil es confirmar un determinado horizonte sin el cual aquélla no puede tener consistencia real. No puede existir la ética civil si no existe una peculiar manera de entender y de vivir la realidad social. Tal peculiaridad se concreta en tres rasgos: no confesionalidad de la vida social, pluralismo de proyectos humanos, posibilidad teórica y práctica de la ética no religiosa. La ética civil postula, en primer lugar, la no confesionalidad de la vida social. Confesionalidad social y ética civil son dos magnitudes que se excluyen. La confesionalidad de la vida social origina una justificación única y totalizadora de la realidad; esa justificación es excluyente de otras posibles y se impone de modo no racional. Hace de las personas "creyentes" y de las valoraciones "dogmas". No tolera la existencia de una justificación racional y, por consiguiente, no dogmática. La laicidad, entendida aquí como racionalidad y como no confesionalidad, es la primera condición para que exista ética civil. Ésta surge de la sociedad laica y se dirige a una vida social no regida por la confesionalidad. En segundo término, la ética civil exige también como condición la existencia del pluralismo de proyectos humanos. La sociedad que no admite el juego democrático no apela tampoco a la instancia crítica de la ética civil. Su instancia crítica es únicamente la fuerza del poder dictatorialmente mantenido. La ética civil es el concepto correlativo al concepto del pluralismo moral. Uno a otro se apoyan y se justifican. Mientras que el pluralismo moral expresa la madurez de la libertad, la ética civil pone de manifiesto la madurez de la unidad. La libertad es madura si se realiza en la búsqueda del bien social; la unidad solamente tiene sentido si surge del juego libre y democrático. La ética civil expresa la superior convergencia de los diversos proyectos humanos de la sociedad libre y democrática. El tercer rasgo descriptivo del horizonte social en el que surge la ética civil se refiere a la posibilidad teórica y práctica de la ética no religiosa. Quienes no aceptan la justificación puramente racional e intramundana de la ética no pueden comprender el significado real de la ética civil. Ésta es, por definición, una ética basada en la racionalidad humana. En la ética civil pueden, y deben, coincidir creyentes y no creyentes. La ética civil no excluye del legítimo pluralismo moral las opciones éticas derivadas de cosmovisiones religiosas. Sin embargo, ella se constituye no por la aceptación o rechazo de la religión, sino por la aceptación de la razonabilidad compartida y por el rechazo de la intransigencia excluyente. No es el momento de justificar la validez del contexto social descrito. Creo que no solamente es válido, sino también necesario afirmar que la vida social auténtica se caracteriza por la no confesionalidad, por el pluralismo de opciones y por la existencia de éticas no religiosas. En la opción de ética civil son asumidos esos rasgos configuradores de la sociedad madura. Proponer, justificar y apoyar la ética civil es proponer, justificar y apoyar la sociedad laica, plural y de racionalidad ética. Eso es lo que se confirma al afirmar la ética civil.
ya
ResponderEliminarI. CONDICIONES PARA QUE EXISTA LA ÉTICA CIVIL. Afirmar la ética civil es confirmar un determinado horizonte sin el cual aquélla no puede tener consistencia real. No puede existir la ética civil si no existe una peculiar manera de entender y de vivir la realidad social. Tal peculiaridad se concreta en tres rasgos: no confesionalidad de la vida social, pluralismo de proyectos humanos, posibilidad teórica y práctica de la ética no religiosa.
ResponderEliminarLa ética civil postula, en primer lugar, la no confesionalidad de la vida social. Confesionalidad social y ética civil son dos magnitudes que se excluyen. La confesionalidad de la vida social origina una justificación única y totalizadora de la realidad; esa justificación es excluyente de otras posibles y se impone de modo no racional. Hace de las personas "creyentes" y de las valoraciones "dogmas". No tolera la existencia de una justificación racional y, por consiguiente, no dogmática.
La laicidad, entendida aquí como racionalidad y como no confesionalidad, es la primera condición para que exista ética civil. Ésta surge de la sociedad laica y se dirige a una vida social no regida por la confesionalidad.
En segundo término, la ética civil exige también como condición la existencia del pluralismo de proyectos humanos. La sociedad que no admite el juego democrático no apela tampoco a la instancia crítica de la ética civil. Su instancia crítica es únicamente la fuerza del poder dictatorialmente mantenido.
La ética civil es el concepto correlativo al concepto del pluralismo moral. Uno a otro se apoyan y se justifican. Mientras que el pluralismo moral expresa la madurez de la libertad, la ética civil pone de manifiesto la madurez de la unidad. La libertad es madura si se realiza en la búsqueda del bien social; la unidad solamente tiene sentido si surge del juego libre y democrático. La ética civil expresa la superior convergencia de los diversos proyectos humanos de la sociedad libre y democrática.
El tercer rasgo descriptivo del horizonte social en el que surge la ética civil se refiere a la posibilidad teórica y práctica de la ética no religiosa. Quienes no aceptan la justificación puramente racional e intramundana de la ética no pueden comprender el significado real de la ética civil. Ésta es, por definición, una ética basada en la racionalidad humana.
En la ética civil pueden, y deben, coincidir creyentes y no creyentes. La ética civil no excluye del legítimo pluralismo moral las opciones éticas derivadas de cosmovisiones religiosas. Sin embargo, ella se constituye no por la aceptación o rechazo de la religión, sino por la aceptación de la razonabilidad compartida y por el rechazo de la intransigencia excluyente.
No es el momento de justificar la validez del contexto social descrito. Creo que no solamente es válido, sino también necesario afirmar que la vida social auténtica se caracteriza por la no confesionalidad, por el pluralismo de opciones y por la existencia de éticas no religiosas.
En la opción de ética civil son asumidos esos rasgos configuradores de la sociedad madura. Proponer, justificar y apoyar la ética civil es proponer, justificar y apoyar la sociedad laica, plural y de racionalidad ética. Eso es lo que se confirma al afirmar la ética civil.
En importante llevar el texto a nuestra propia reflexión.
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