martes, 25 de agosto de 2015

ÉTICA PROFESIONAL 


Temas:
La ética en las profesiones


 La ética profesional como competencia universitaria básica

                              



Johanna Padilla

Curso:
Segundo Semestre

Profesora:
MSC. Elisa Muñoz

2015



ÉTICA DE LAS PROFESIONES
LOS OBSTÁCULOS  ESTRUCTURALES A LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

1.    .- ÉTICA Y PROFESIONES
            Siguiendo las reflexiones  de Augusto Hortal en su libro  “Ética General de las profesiones”,  podemos afirmar que hablar hoy de profesiones y de ética  profesional es problemático. No termina  de ser persona ética aquella que en todo es intachable menos a la hora de desempeñar sus responsabilidades profesionales.
            La mayoría de profesionales suelen ser trabajadores por cuenta ajena que desempeñan sus tareas en empresas, instituciones y organismos en los que se les asigna lo que tienen que hacer.
            En la medida  que exista un cierto margen  para la responsabilidad del profesional es necesario reflexionar sobre ella. Los complejos problemas  que tiene planteados nuestra sociedad difícilmente podrán encontrar solución sin la aportación profesionalizada  de médicos, ingenieros, arquitectos, sicólogos, profesores, enfermeras…
            Hoy la profesionalidad suele justificarse más  por lo que tiene de especialización cognoscitiva (competencias) que por lo que tiene de compromiso ético. Pero la competencia profesional no basta. La ética a la vez que supone  unas garantías  en la prestación de los servicios profesionales contribuye a  la consolidación de una profesión.
            Una ética de las profesiones que pretenda estar a la altura  de la conciencia  moral alcanzada por nuestra época ha de ser un discurso coherente y capaz de orientar  la acción  interesadas en ser buenos profesionales, técnicamente capaces y moralmente íntegros en el desempeño de su labor profesional.
            Ser un profesional  competente y responsable  no consiste  exclusivamente en ser un  individuo racional y libre, que posee habilidades, sino que posee también modos de hacer, sentido de pertenencia  a un colectivo profesional, y compromiso social en el desempeño de su profesión.
            La ética de cualquier profesión ha de partir del reconocimiento y apego a los valores de convivencia que componen la ética cívica compartida: valores como la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto, diálogo…
            En la ponencia  de Emilio Martinez Navarro ”Ética de la profesión: proyecto personal  y compromiso de ciudadanía”, la pregunta ética radical la platea en los siguientes términos: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?  Y la respuesta tiene que ver con cuestiones  que afectan a la propia vida  como es la dedicación profesional. Pero  esa parte de la vida está conectada con la vida social, puesto que la profesión es una institución social  que pretender ofrecer un servicio a la comunidad. En este sentido, pensar las profesiones a estas alturas  nos conduce  a plantear la relación entre profesión y ciudadanía.
            Hortal  distingue entre ética profesional y deontología profesional. La ética profesional  se plantea la profesión en términos  de conciencia y de bienes: qué es ser un buen profesional, en qué consiste hacer bien el ejercicio profesional. La deontología son los deberes  y normas  definidos por el colectivo o colegio profesional.

            II.- DEFINICIÓN  DE PROFESIÓN

            Es difícil fijar los perfiles  y límites entre lo que es y no es una profesión mediante la enumeración  de varias características necesarias.

            Si se atendiese  sólo  a las voces de los profesionales, a lo que ellos dicen de sí mismos, la esencia de su profesión consiste en el servicio desinteresado a la humanidad. Un profesional  es una persona  consagrada  a su profesión  y a quienes necesitan sus servicios.

            Hortal  apunta las siguientes características: Profesiones son aquellas actividades ocupacionales:

a)      en las que de forma institucionalizada se presta un servicio específico a la sociedad,

b)      por parte  de un conjunto de personas (los profesionales) que se dedican a ellas de manera estable, obteniendo de ellas su medio de vida,

c)      formando con los otros profesionales (colegas) un colectivo que obtiene o trata de obtener  el control monopolístico  sobre el ejercicio de la profesión,

d)     y acceden a ella tras un largo proceso  de capacitación teórica y práctica, de la cual depende la acreditación o licencia para ejercer dicha profesión.

III.- OBSTÁCULOS ESTRUCTURALES  DE LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL
            En la sociedad actual  el trabajo además de una permanente fuente de frustraciones y amenazas, de alienación y explotación, es elemento estructurante  de la identidad personal (somos lo que hacemos), de la ciudadanía responsable y de la identidad del laico cristiano.
            Las pretensiones  de tener una responsabilidad autónoma por parte de los profesionales no se corresponde con la  situación cada vez más mediatizada en que se lleva a cabo el trabajo profesional en las condiciones y contextos actuales.

            Cada profesión  tiene sus propios contextos y cada ética profesional habrá de tomarlos en consideración. En términos generales  todas o casi todas las profesiones se ven expuestas a tres mediatizaciones fundamentales:

-          la mediatización técnica

-          la mediatización económica.

-          La mediatización  organizativa o institucional.

La creciente complejidad y tecnificación del trabajo hace de los profesionales más bien servidores  de una maquinaria que sujetos que actúan autónomamente. Hoy los profesionales trabajan en empresas, organismos, instituciones  que les asignan su cometido en el reparto funcional de tareas y competencias; no tienen otra cosa que hacer que lo que les toca hacer; haciéndolo cumplen con su deber.

            Además de ser asalariados hay otros condicionantes  económicos que se plantean a su trabajo profesional. Si trabajan en un servicio público tienen que atenerse  a las limitaciones presupuestarias y a los recursos asignados; si trabajan en empresas, su trabajo está sometido  al imperativo de la viabilidad y rentabilidad económica.

¿Queda margen para la responsabilidad profesional?
            A.-  LA MEDIATIZACIÓN TECNOLÓGICA DE LAS PROFESIONES
            La técnica configura casi todos los aspectos  de la vida actual. Ningún ejercicio profesional está a la altura de las posibilidades y exigencias que hoy se plantean sin el uso de los medios técnicos.
            La técnica potencia las actividades profesionales. En principio las innovaciones tecnológicas se introducen para proporcionar mayor eficacia y precisión en la obtención de resultados, ahorrando esfuerzos.
La tecnificación, al ampliar las capacidades profesionales, trae consigo una primera y básica consecuencia ética para los profesionales: ser competentes técnicamente  es una condición necesaria, aunque no suficiente, para ser moralmente responsables en el ejercicio profesional.
            Un buen profesional tiene que estar al día  en la forma de plantear los problemas de su profesión y en las soluciones que aporta, lo que  hace necesario capacitarse continuamente en la utilización de las técnicas que se van renovando. El profesional tiene que ser un buen técnico para ser un buen profesional.

            Pero lo que empieza siendo una innovación al servicio de la mejor obtención  de los mismos fines, acaba pervirtiendo este orden, y terminan siendo los medios los que determinan los fines.
            La difusión de la  mentalidad técnica tiende a inhibir las capacidades de respuesta y responsabilización éticas de los sujetos éticos. En el ámbito tecnificado la responsabilidad se diluye, se llega a echar la culpa a la máquina o al “sistema” del mal funcionamiento de las instituciones y personas.
            El ejercicio profesional al tecnificarse , hace que se diluyan  los aspectos éticos de la profesión. El  profesional pasa a ser un técnico  instrumentalizado por el proceso. La única virtud que se le exige es la habilidad, poseer las capacidades técnicas necesarias para obtener los resultados  que otros desean. La tecnificación hace aumentar la alienación y hace crecer las dificultades para que el hombre encuentre una identidad coherente y con sentido. La mayoría de los que intervienen en procesos tecnificados complejos  no se siente responsable de lo que en ellos se hace.
            La tecnificación convierte al profesional  en una pieza de un proceso en el que cada cual desempeña su función de forma más o menos mecánica. En la vida profesional tecnificada los roles y funciones están previamente definidos; esto hace que el profesional sea una pieza sustituible. Plantear cuestiones éticas resulta disfuncional para el sistema, por eso el que  plantea los temas éticos tiende a ser sustituido por otro que se limite a cumplir con “su” cometido.
            Esto hace que impere el conformismo. La mayoría vive con cierto fatalismo el acontecer social. Esto no se debe sólo a la técnica, pero la  tecnificación contribuye a ello. El ejercicio profesional, una vez superados  los primeros idealismos, se vive con cierto sentido fatalista de sometimiento al “sistema”
            La técnica entra en la escena de las profesiones para potenciarlas y facilitar su ejercicio, pero con frecuencia termina suponiendo una amenaza para la ética profesional. A veces  se piensa y se reacciona pensando que la solución está en huir de la técnica, o en reducir la tecnificación al mínimo. Se corre el peligro de caer en una ética estoica y en un maniqueísmo social: todo lo interpersonal es bueno, todo lo tecnificado es malo.
            Frente a esta tendencia hay  que intentar conciliar ética  y técnica: y para ello hay que empezar por precaverse frene a la tentación tecnocrática, lo que nos lleva  a creer  que para todo problema humano hay una solución técnica.
            El enfoque tecnocrático no consiste sólo en decir abiertamente que sean los técnicos  los protagonistas de los procesos sociales, sino también en reducir los problemas éticos a problemas técnicos. No hay que esperar que los problemas que crea la tecnología se resuelvan con sólo medios tecnológicos.
            No hay que esperar soluciones exclusivamente técnicas de los problemas éticos.
            En resumen, la tecnificación tiende a instrumentalizar al individuo, porque:

1)      invierte la jerarquía entre medios y fines: sólo se plantean aquellos temas para los que hay técnicas disponibles.

2)      Si algo es posible termina por hacerse necesario

3)      Induce a la tecnificación de las relaciones sociales: marketing, relaciones públicas, técnicas de persuasión..

4)      Diluye la responsabilidad: “problemas técnicos”

5)      Aumenta la pasividad y el conformismo: consumimos no sólo objetos, sino también puestos de trabajo, modos de proceder, modas, opiniones, diversiones.

6)      Aumenta la distancia jerárquica entre expertos y legos.

7)      Relega al silencio los temas éticos.


B.- LÍMITES  Y CONDICIONAMIENTOS ECONÓMICOS DEL TRABAJO PROFESIONAL

            Hoy los profesionales ejercen su profesión como asalariados, contratados por alguna empresa o como funcionarios de algún organismo público.

            La mediatización económica  del trabajo profesional  tiene una doble vertiente: la primera afecta  al mismo profesional que tiene en el trabajo su medio de vida, la segunda vertiente afecta a la misma actividad profesional.

            El profesional al ser un  trabajador por cuenta ajena, no es dueño de marcar sus finalidades; las tareas le vienen asignadas;  por ellas le pagan; y ése es su medio de vida. Por tanto está mediatizado por las necesidades vitales propias y de su familia, y esto supone una fuerte mediatización.

            Por otra parte el profesional tiene que aprender a trabajar con recursos limitados y dentro de unos márgenes que garanticen la viabilidad económica. La viabilidad económica se convierte en obsesión dominante en forma  de la maximización de la rentabilidad o del beneficio.

            Es normal que el profesional que trabaja por cuenta ajena necesita de la empresa en la que tiene su trabajo y ayuda  a que la empresa sea viable  y rentable económicamente. Pero aún siendo esto así,  el profesional debe actuar de modo que no se descuiden facetas menos rentables, pero exigibles en términos de responsabilidad social.

            De los profesionales se espera, según Parsons,  que en el ejercicio de su profesión no sean guiados por el ánimo de lucro, sino por cierto altruismo, por una orientación al servicio de la colectividad.

            La realidad  no parece ir por esos caminos. Hay una mercantilización de la  sociedad y una mercantilización de las profesiones. Pero lo que es, no es nunca  el último criterio de lo que debe ser.

            En la evolución más reciente  del sistema económico hay elementos y planteamientos que constituyen  un obstáculo  para la responsabilidad profesional e incluso para la mima  consolidación  de la identidad profesional: “el capitalismo flexible”

            Richard Sennent llama “capitalismo flexible” a la etapa más reciente del capitalismo en la que productividad viene asociada a una incesante movilidad laboral exigida por la introducción de las nuevas tecnologías y adaptación  a las condiciones de competitividad internacional. Ello  conlleva la inestabilidad y precariedad en el empleo y contribuye a lo que  Richard Sennent ha llamado “corrosión del carácter”. La falta de estabilidad laboral representa una amenaza para el profesionalismo, pues obliga a trabajar en lo que sea y como sea

M. Castells  afirma que en la sociedad de la información o sociedad red la  división de las clases sociales pasa por la diferencia fundamental entre trabajadores insustituibles y trabajadores inespecíficos. Todo profesional que quiera y pueda hacer valer su profesionalidad irá haciendo valer su compromiso personal con los valores intrínsecos de su profesión.

Algunos sociólogos llevan años viendo indicios de que el sueldo y los niveles de consumo y status no lo son todo. Empiezan a hablar de la prevalencia  de “valores  postmaterialistas”: clima organizativo, mayor estabilidad en el empleo, participación  e identificación con la empresa a cambio de una estabilidad que es positiva tanto para la empresa (fidelización) como para el profesional, la corresponsabilización, la participación en riesgos y beneficios, la capacidad de innovación.


2.    LA ÉTICA PROFESIONAL COMO COMPETENCIA UNIVERSITARIA BÁSICA

           Teniendo en cuenta el fenómeno de la masificación de la educación superior y los grandes debates en torno a la calidad, la  universidad actual se enfrenta a una gran contradicción: pensar en la calidad para pequeños grupos de personas con el privilegio de acceder a estudios superiores, o pensar en  las grandes mayorías.  Por otra parte,  existe una tendencia a la reducción del financiamiento en muchos de los países, en franca contradicción con los incrementos del acceso, lo que provoca que al buscar fuentes alternativas de financiamiento se vaya transformando  la universidad en una empresa basada en vínculos básicamente económicos con el sector productivo

A su vez la propia sociedad, cada vez más, exige a la universidad certificar los niveles de calidad en el desarrollo de sus procesos sustantivos. Se consolida el criterio  de la universidad como institución social que debe alcanzar la  formación de   profesionales con cualidades de alto significado humano y a la vez creativos, independientes, preparados para asumir su autoeducación durante toda la vida.

La idea de la misión de la universidad actual es muy compleja,   sin embargo, está dentro del núcleo esencial de su misión, preservar, desarrollar y promover, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, la cultura de la humanidad, teniendo en cuenta el concepto amplio de cultura, pues  es esta  institución social la que tiene de manera más integral las condiciones para hacerlo.

En  este sentido  es necesario tener en cuenta los  cambios significativos en el quehacer académico, que introducen la computación y las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC),  tanto en el papel desempeñado por estudiantes y profesores como el de  toda la comunidad universitaria.

Estas nuevas exigencias de alta complejidad intelectual, social y organizativa,    necesarias para un entorno laboral que requiere adaptaciones y cambios constantes   entran en contradicción con las formaciones altamente especializadas, estrechas  y de ciclo largo, por lo que  aumenta la importancia de  dotar al individuo de la posibilidad de aprender de forma autónoma. 

Los itinerarios ocupacionales y educativos  cada vez más cambiantes y variados, lo   provocan el cuestionamiento de criterios curriculares basados en perfiles o desempeños ocupacionales específicos. Plantean, además, la necesidad de nuevos criterios que conduzcan a revalorar el papel y la importancia curricular de la formación de competencias generales aún en los programas de estudio más especializados.

Teniendo en cuenta los elementos planteados el trabajo que se presenta tiene como objetivo: fundamentar la importancia de la determinación de las competencias en los currículos universitarios para la formación de los profesionales que requiere el mundo de hoy.

El tema de las competencias es reciente y todavía no totalmente extendido  en el plano pedagógico. Las competencias aparecen primeramente relacionadas con los procesos productivos en las empresas, particularmente en el campo tecnológico, y nacen las denominadas competencias laborales, concepto que presenta varias definiciones, entre las que sobresale aquella que las describe como la "capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada". (Iberfop-oei, 1998).  

Desde la perspectiva de las competencias laborales se reconoce que las cualidades de las personas para desempeñarse productivamente en una situación de trabajo, no sólo dependen de las situaciones de aprendizaje escolar formal, sino también del aprendizaje derivado de la experiencia en situaciones concretas de trabajo. Las normas de competencia se conciben como una expectativa de desempeño en el lugar de trabajo, referente con el cual es posible comparar un comportamiento esperado. Son patrones que permiten comprobar si un trabajador es competente o no.

La competencia profesional puede verse como:

 El resultado de un proceso de educación de la personalidad para el desempeño profesional eficiente y responsable que no culmina con el egreso del estudiante de un centro de formación profesional sino que lo acompaña durante el proceso de su desarrollo profesional en el ejercicio de la profesión.  (González M.  Viviana 2002)  
Dentro de esta concepción pedagógica es de vital importancia comprender que los motivos, intereses necesidades y actitudes del individuo constituyen componentes importantes como motores impulsores de la construcción y desarrollo de las competencias.

En la estructura de la competencia profesional participan, por tanto, formaciones psicológicas cognitivas (hábitos y habilidades), motivacionales (interés profesional, valores, ideales y la autovaloración), afectivas (emociones y sentimientos) que en su funcionamiento se integran en la regulación de la actuación profesional del sujeto. Esto explica que la competencia profesional se manifieste en la calidad de la actuación profesional de forma integral para  la búsqueda de soluciones a los problemas profesionales, vinculada estrechamente al desempeño profesional.

El profesional competente y el desempeño profesional.

Un profesional es competente no sólo porque manifieste conductas en el plano cognitivo (conocimientos y habilidades) que le permiten resolver adecuadamente los problemas profesionales sino también porque siente y reflexiona acerca de la necesidad y el compromiso de actuar en correspondencia con sus conocimientos, habilidades motivos y valores, manifiesta una motivación profesional sustentada en intereses y valores profesionales y dispone de recursos personológicos que le permiten funcionar con flexibilidad, reflexión personalizada, iniciativa, perseverancia, autonomía, perspectiva futura en su actuación profesional de manera tal que posibilitan un desempeño profesional eficiente y responsable.

Para que un profesional se considere competente, desde nuestra concepción, no basta con lograr un desempeño eficiente sino que es necesario además que actúe con compromiso y responda por las consecuencias de las decisiones tomadas    

Se entiende por desempeño:

 La expresión concreta de los recursos que pone en juego el individuo cuando lleva a cabo una actividad, y que pone el énfasis en el uso o manejo que el sujeto debe hacer de lo que sabe, no del conocimiento aislado.  (Malpica  M del C Carmen 1996)
Desde esta perspectiva, lo importante no es la posesión de determinados conocimientos, sino el uso que se haga de ellos, que se tenga motivación para hacerlo y compromiso para alcanzar un resultado.

El desarrollo de las competencias requiere ser comprobado en la práctica mediante el cumplimiento de criterios de desempeño claramente establecidos que son los resultados esperados (evidencias), ambos elementos (criterios y evidencias) son la base para evaluar y determinar si se alcanzó la competencia. Por lo mismo, los criterios de evaluación están estrechamente relacionados con las características de las competencias establecidas. Ser competente implica el dominio de la totalidad de elementos y no sólo de alguna(s) de las partes.

Un rasgo esencial de las competencias es la relación entre teoría y práctica. La práctica  es más significativa  si los conocimientos teóricos se aplican en función de las condiciones concretas del trabajo y si se pueden identificar como situaciones originales. Este criterio obliga a las instituciones educativas a analizar el proceso de formación desde `perspectivas más dinámicas, e incluso entender como parte del currículo el proceso de seguimiento de impacto de estos graduados en  su entorno de actuación.



BIBLIOGAFÍA CONSULTADA:


- Hortal, A. (2002),”Ética general de las profesiones” capítulo 1 (p.23.32), capítulo 3

  (p.55-86). Desclée dB. Bilbao

- Hortal, A. (2007), “La profesión, lugar cotidiano del compromiso cristiano” Ponencia

   dictada en la VII Asamblea de Profesionales Cristianos. Loeches (Madrid), junio de

  2007.

- Martinez Navarro, E. (2006), “Ética  de la profesión: proyecto personal y compromiso

  de ciudadanía” en Revista VERITAS (Valparaíso, Chile) nº 14 p.121-139.

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14 comentarios:

  1. La etica profesional es aquella que ayuda a cada individuo a realizar su trabajo a conciencia, debido a que un profesional no esta completo si no aprende a ser parte del cambio en la sociedad. Un profesional debe ejercer bien su profesión, haciendo el bien, debido a que es una persona capacitada en conocimientos y habilidaddes esto hace que desde su puesto de trabajo identifique las necesidades puntuales y ayuda a resolverlas, esto es importante ya que un profesional debe ser eficiente y proactivo, por lo contrario cuando encontramos una persona poco comprometida en lo que hace y que no da las soluciones requeridas asi tenga el conocimiento no esta completo su actitud no es profesional.

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  2. lLa ética de las profesiones nos enseña que las funciones que desempeñamos en una institución o empresa siempre deben acogerse a la ética y reglamentos de cada empresa, cuando un profesional no ama lo que hace lo hará mal, ya que no siente amor por lo que hace, y menos aplicara los valores y la ética. cada profesión, o labor que desempeña una persona aun siendo la del conserje debe hacerlo basado en su código de ética profesional

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  3. En cada profesión se elabora una ética específica que es revisada y puesta al día
    periódicamente. En nuestro momento histórico las distintas éticas profesionales han de respetar y apoyar el marco ético de la ética cívica, verdadero soporte moral de la convivencia
    en sociedades pluralistas, y desde ahí han de aportar sus propios valores correspondientes a
    la profesión de que se trate.

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  4. El mejor profesional, es aquel que no olvida la ética.
    Cada profesión es regida por un código de ética, depende de la moral del individuo cumplirlo o no.
    Existen diferentes profesiones, pero todas buscan el bienestar de una sociedad. Es por eso que desde antes de desarrollar una función, el profesional debe tener como lema cumplir y hacer el bien.

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  5. Las profesiones deben ser ejercidas con lealtad y ética no dejarse llevar por la ambición o el miedo a perder el trabajo, muchas veces las responsabilidades en las profesiones son de mucho dinero como los administradores y esto hace que se traicionen los valores por la ambición, también es el caso de los abogados, que para ganar los pleitos no les importa afectar a otras personas.

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  6. Al ejercer una profesion debemos hacerlo con responsabilidad pues hemos pasado por un largo proceso de aprendizaje en el que nos hemos preparado de manera exaustiva y por lo tanto hemos llegado a un punto en el que sabemos lo necesario para poder ejercer una profesion responsablemente y con etica

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  7. En todo momento debemos trabajar en torno a nuestros valores recordando que somos personas integras teniendo en cuenta que el profesionalismo es parte de nuestro ser profesional

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  8. Una persona no es totalmente etica cuando es intachable en todo menos ala hora de cumplir sus reaponsabilidades profesionales. Los problemas que tenemos en nueatra sociedad no tendrian solucion sin la aportacion de estos profesionales .una etica en las profesiones debe conocer y apegarse a los valores de la etica civil

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  9. La ética en las profesiones es prácticamente ejercer su código de ética que va con su profesional, pero siempre estarán dispuestos a hacer lo correcto. La ética en un docente va mucho mas que en todos las profesiones ya que un docente es quien va a formar las profesiones, en fin las acciones del docente es fundamental para lograr a formar a ese profesional.

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  10. Hoy en día los profesionales dicen manejarse con una ética intachable y honorable, más se ha visto como en su actuar profesional no actúan apegados al bienestar o la justicia, no cumplen el código del bienestar y honestidad, ven solo el bienestar económico dejando de lado la ética primando muchas veces el bienestar económico por encima de los valores primordiales que debieran regir en su actuar profesional.

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  11. El profesional debe tener una conducta apegada a la ética, en la sociedad se ha visto en muchas ocasiones, situaciones en las que no todo profesional tiene una ética adecuada, ya que no actúan viendo el bienestar de las personas sino el propio o con preferencias. El caso de nosotros los futuros docentes debemos tratar a los estudiantes por igual, es decir sin preferencias para ningún estudiante, ya que muchas veces se ha visto primar la situación económica de una determinada familia, analicemos el caso de un joven de clase media y mejor vestido, el tiene una preferencia y trato mucho mejor a diferencia de un joven humilde, que es discriminado por el hecho de ser pobre. Debemos buscar el bienestar de todos por igual, independientemente de su condición económica. Ya que la buena educación lograra levantar a los jóvenes en su vida personal.

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  12. Sin importar cual sea la profesión que cada persona ejerce, es imprescindible tener ética en cada uno de nuestros actos. Es un ejemplo claro el de los doctores, quienes en ocasiones no han atendido pacientes por el simple hecho de no tener dinero disponible en el momento y ponen en riesgo la vida de los mismos.
    No solo cuando ejercemos sino tambien el hecho de actuar haciendo el bien cada día de nuestra vida hará de nosotros mejores personas y por ende mejores profesionales.

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  13. Cada profesión tiene sus normas pero la que todas comparten es actuar en el beneficio común de las personas y para que su trabajo se lleve de la mejor manera es bueno que mantenga su ética sobre todo ya que si doblega en este ámbito su profesión se torna falsa e incompetente.

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  14. Según mi punto de vista en cualquiera que sea la profesión debemos proyectar una propuesta de ética ya que de esta manera nuestro desenvolvimiento en esta se dará de una manera mas responsable teniendo en cuenta que las personas que se ven ya sea beneficiadas o afectadas por la manera en la que llevamos la profesión pueden ampararse en este, por esto antes de llevar a cabo una profesion debemos empaparnos de conocimientos no solo de la profesión sino de como llevar la profesion de una manera éticamente responsable

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